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domingo, 10 de junio de 2012

UNA REFLEXIÓN SOBRE EL SINDICALISMO ACTUAL



Hemos llegado al año 2012 después de años de borrachera acumuladora de capital, pero desde 2008 ha estallado la gran crisis deflacionaria, la misma que nos habían dicho mil veces que no volvería a suceder porque el capitalismo ya no era el mismo. Sin embargo, la acumulación por la acumulación y de la anarquía de la producción nos han llevado a una situación que se ha repetido en la historia: crisis del capital. Cualquiera que estudie la historia podrá comprobar que las crisis se han vencido preparando crisis más extensas y violentas y disminuyendo los medios para prevenirlas, que inevitablemente se ha consumado en guerras.

A las empresas se les ha cortado el crédito y a los trabajadores se les avecina una ofensiva de recortes, no en vano para vencer la crisis es de obligado cumplimiento destruir las masas productivas, la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. Esta situación que es la que vivimos en la vieja Europa se ha llegado sin lucha ni resistencia, y es producto de un largo proceso degenerativo de corrientes políticas y sindicales, que fueron cambiando sus postulados teóricos y práctico reivindicativos, a la vez que se profesionalizaban, que iban formando un aparato de liberados con decenas de miles de profesionalizados que fueron sustituyendo y destruyendo el movimiento obrero reivindicativo defensor de la economía de la empresa y la economía nacional, objetivo conseguido a costa de liquidar los movimientos, las luchas y la solidaridad de la clase trabajadora. Este tipo de sindicalismo pagado por la patronal y su Estado ha venido haciendo concesiones, ayudando a liquidar todas las conquistas que se hicieron entre 1957-1977.

Todos estos hechos históricos demuestran que este tipo de sindicalismo, estos modos de hacer política sindical son los que nos han conducido al precipicio actual.

Es tiempo para que todos aquellos trabajadores y empresarios que se encuentren o se sientan desamparados, que no creen en este sindicalismo actual, busquen en la independencia de los despachos profesionales, en su profesionalidad, disposición y empeño, un lugar donde conseguir la máxima efectividad a sus derechos, y se alejen de las corrientes políticas y sindicales que buscan aglutinar militantes para cobrar jugosas subvenciones, sin importarles sus derechos.  

Daniel Benito.
Abogado en Madrid de Zaballos Abogados.

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